Elementos del perfil de un Ofensor Sexual Juvenil

Mtra. Gloriam Zaid Mercado-Justiniano
Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
Puerto Rico


 

A continuación se establecen como parámetros ciertos elementos que forman parte del perfil de un Ofensor Sexual Juvenil según varios expertos que coinciden entre sí. Sin embargo, debido a la dirección de la investigación se han considerado aquellas características aplicables al tipo de población a la cual nos referimos, circunstancias geográficas y psicosocioculturales.

El primer elemento implica que sus edades fluctúan entre los 5 a 17 años. (Becker y Hicks, 2003) (Rich, 2003). Sin embargo, como se mencionó anteriormente, no se debe considerar a un niño o niña entre las edades de 5 a 8 años como ofensores o individuos infractores pues no cuentan con la intención de la comisión del acto delictivo. Solo copian patrones conductuales aprendidos o por modelaje. Sin embargo, al hablar de los patrones de aprendizaje nos referimos a lo establecido por Tieghi:

En la conducta humana cotidiana, el aprendizaje respondiente-operante tiene un carácter cognitivo articulado y comprende, a un tiempo, tanto la observación de la conducta ajena (aprendizaje individual por imitación), como las indicaciones de los padres, maestros y sujetos en interacción (aprendizaje sociocultural de tipo respondiente y por vía del segundo sistema de señales), esto es, lo que realmente ejemplifican los mayores (aprendizaje sociocultural clásico). Este suele incluir, a su vez, al primero y al segundo sistema de señales. Por último, todo aprendizaje (clásico o respondiente: educativo u observacional) resulta contrastado (reforzándose o no) según cuáles sean los efectos reales que produce -finalmente- la propia conducta emitida ante los demás (aprendizaje operante) (Tieghi, 2009).

Solo bajo un análisis estrictamente neuropsicológico se podría determinar si existen lesiones a nivel neurológico o algún determinante estrictamente psicológico o psicopatológico por la cual se deba entonces considerar como delincuente u ofensor (y su peligrosidad).

Aclarado el primer punto, se puede entonces inferir el segundo elemento a considerarse: La mayoría de los OSJ ha cometido su primera ofensa antes de los 12 años. Ahora bien: ¿Cómo es y bajo qué circunstancias los hechos delictivos cobraron vida? ¿Fue forzado el menor; engañado o timado bajo alguna treta? ¿Amenazado tal vez? ¿Qué factores incidieron en ese menor para cometer dicha falta o acto delictivo? Entre otros datos, según Becker y Hicks (2003) y Rich (2003) se encontró que el 90% de los ofensores son varones y conocen a su víctima, mientras que el sexo femenino (67%), es tres veces más propenso a convertirse en víctimas. El 60% de dichos casos envuelve el acto de penetración y la fuerza física es utilizada en sobre el 30% de los mismos. La ofensa donde la víctima y el ofensor son hermanos puede ser cinco veces más común que el de padres a hijas. En más del 50% de los casos, los padres han puesto al ofensor en control de la víctima. El 5 a 14 % de los OSJ reinciden en ofensas sexuales.
 

Elementos del perfil de un Ofensor Sexual Juvenil

Elementos del perfil de un Ofensor Sexual Juvenil

 

Aplicando estos parámetros generalizados se puede partir hacia la búsqueda de características más específicas, ya que se han podido identificar en muchos de estos jóvenes peculiaridades que se definen como características “propias” que lo categorizan como agresor sexual juvenil. En primera instancia, se viene obligado a situarse en el desarrollo psicosocial del ofensor, o sea, la vida de niño, de adolescente y su relación con los procesos ecológicos y ambientales de formación y de socialización. Muchos de ellos poseen baja autoestima y emanan una gran deficiencia del concepto de autovalorización. Se sienten insatisfechos consigo mismos por lo que se muestran como individuos inseguros, temerosos, con desánimo, confundidos y hasta rechazados. Sufren de una falta de atención inmensa por lo cual desarrollan conflictos para comunicarse y establecer relaciones de comunicación. Poseen altos niveles de frustración y resentimiento y, como resultado, reaccionan de forma explosiva y padecen de descontrol de su agresividad. Constan con visiones turbias sobre el mundo y su forma de pensar refleja falta de confianza en quien los rodea, habilidades mínimas asertivas y falta de coherencia en el control de sus actividades cotidianas.

En segunda instancia, sus niveles de desarrollo educacional son mínimos y pueden comenzar en base a retrasos en su etapa educativa hasta llegar a ser desertores escolares. La Organización Mundial de la Salud estima que el 30% del nivel séptimo (7mo grado) y el 50% de 4to año son desertores escolares. El nivel de deserción en Puerto Rico muy pocas veces, cuando circula la data, no es fiable. No obstante, si se observa el perfil de la población sub-culturada con mucha probabilidad exista la estratificación de la data. Otro factor que invade a la juventud y afecta en su desarrollo educacional es el ocio. Este factor en el ser humano provoca niveles de frustración, desinterés y dejadez emocional. Al menos, en esta jurisdicción se puede sustentar que existen individuos que han optado por la carrera delictiva. Hay una relación significativa entre las primeras conductas delictivas o antecedentes penales y una carrera criminal; pues se está ante un ofensor propiamente formado. Esto puede intentar explicar el porqué no necesariamente el OSJ comienza expresamente transgrediendo a nivel sexual una vez se convierte en víctima.

Claro está, esto habría que sustentarlo a través de un estudio empírico para poder establecer una correlación entre el ocio, la deserción escolar y los delitos de ofensas sexuales o, como una circunstancia se proyecta en otra. Se puede partir del siguiente caso hipotético: ¿Existe alguna probabilidad de que el ocio propicie un desinterés por parte de los jóvenes en su educación llevándolo a convertirse en desertor escolar? De ser así, hay que ver que ese desertor escolar (aún perteneciendo al aula escolar) ha tenido acceso a pornografía a través de los medios masivos de comunicación, las redes sociales (Facebook o Twitter) y revistas para adultos diseñadas para el entretenimiento sexual. Por ende ¿No existe la posibilidad de que esta persona menor de edad haya comenzado sus primeras experiencias sexuales en base a una “curiosidad” que más tarde se convirtió en una fantasía hasta llegar a una patología sexual que la convirtiere en un Ofensor Sexual Juvenil?

Otras características, cuales no necesariamente tienen, pero que pueden ser parte del perfil psicosocial de estos sujetos es el uso previo o expediente previo del uso de algún tipo de drogas, sustancia controlada o alcohol. No existe ningún estudio que certifique lo dicho, pero de acuerdo con el tipo de población de la cual se trata, se conoce de primera instancia que el consumo de alcohol en menores de edad en Puerto Rico es un problema social real y común. Muchos jóvenes adolescentes a la edad de 12 13 años han interactuado varias veces con alguna sustancia controlada, drogas caseras (Benadryl, Robitusin DM, Dimetap) o fármacos«Ver Artículo Completo»
 


” Elementos del perfil de un Ofensor Sexual Juvenil ” – Extracto de:

FUENTE

Autor: Mtra. Gloriam Zaid Mercado-Justiniano (Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico)
Título: Ofensores sexuales juveniles: Investigación del perfil psicosocial e intervención judicial en Puerto Rico/Juvenile sexual offenders: Psychosocial profile investigation and judicial intervention in Puerto Rico (pp. 72-8)
Revista: Archivos de Criminología, Seguridad Privada y Criminalística. Año 2, vol. IV enero-julio 2015

01/03/2023

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