De la disposición biogenética al aprendizaje socio o subcultural
Dr. Osvaldo Tieghi
Argentina
A nuestro juicio resulta inexplicable que los organismos estatales de América Latina aún hoy puedan ignorar cómo se debe actuar frente a la criminalidad y al aprendizaje de evitación del castigo por parte de los delincuentes (estimulación aversiva y, preferentemente, desaprobación grupal y social), así como ante la formación de sus estructuras impulsivo-motivacionales que explican la reiteración y la reincidencia. Por ello, es preciso atender: 1o) a la prevención criminal educativa (modelamientos y moldeamientos de tendencias o impulsos incompatibles con el crimen); 2o) al más alto grado de detección del delito y de la conducta antisocial de riesgo y 3o) a la más elevada tasa condenatoria posible de las conductas tipificadas en los Códigos Penales.
Como venimos insistiendo desde hace años, y puntualizamos precedentemente, debido a la ley del aprendizaje de evitación, que tiene lugar frente a cualquier acontecimiento aversivo, con una tasa condenatoria del 2, 3, 4, 5 o, aún, 10 % de los criminales detectados, la sociedad está reforzando positivamente o premiando a cerca del 90% de los autores de delitos. A ellos deben sumarse, todavía, aquellos que constituyen o integran la delincuencia oculta y que gozan, así del producto de sus ilícitos. Así, sería el propio Estado quien produciría –en ese caso- el crecimiento de la delincuencia que pretende disminuir.
La impunidad, reiteramos aquí, es el mayor de los males que puede sufrir la convivencia social. Y hace ya dos mil cuatrocientos años que lo advertía Platón:
Parece que los que huyen de su castigo (…) no perdonan medio de escapar al mismo (…). Cometer injusticia, por tanto, es tocante a su gravedad el segundo de los males, mientras que no recibir el castigo correspondiente a la injusticia cometida es el mayor y primero de todos los males” (vide, Criminalidad…, cit. p. 41).
La citada opinión o conclusión filosófica encuentra inequívoco respaldo en las investigaciones científico-empíricas contemporáneas, predictivas y verificables, sobre la formación, modificación y extinción de los impulsos adquiridos por el aprendizaje, según se ha explicado.
De la disposición biogenética al aprendizaje socio o subcultural
En efecto, la aplicación de las leyes del aprendizaje a la criminalidad y a su prevención, nos permite afirmar que el trabajo, las múltiples conductas éticas y solidarias, no menos que la estafa, como el contrabando, el tráfico de drogas o cualquier otro ilícito reglado en una u otra legislación, en uno u otro tiempo, son actividades o conductas dirigidas a satisfacer o reducir necesidades ontogenéticas adquiridas (v. gracia, el dinero que requiere el individuo, el grupo interactivo o su familia); a su vez, su desaprobación (refuerzo negativo) o su aprobación social o grupal (halago del fácil éxito, reconocimientos, prestigio cultural o subcultural, etc.) originan la constitución o formación biosocial del impulso propio a aquél tipo de conductas que fueron reforzadas o aprobadas y que dieron lugar a esa reducción por vía de uno u otro de esos comportamientos, fuesen sociales o delictivos.
En otros términos, cualquier respuesta que sirve para reducir requerimientos propios, familiares o grupales (sea o no ilícita), en tanto es seguida de aprobación placentera es reforzada; consecuentemente, es aprendida y almacenada córtico-subcorticalmente. Así, se va incorporando a una cadena de impulsos (estructuras impulsivo-motivacionales) que, en tanto grupalmente compartidos, conforman las conocidas subculturas criminógenos.
En estas subculturas el refuerzo de aprobación, seguido de status y prestigio, va modelando y dando lugar al automoldeamiento de múltiples modalidades conductuales delictivas que van desde el patoterismo o prepotencia hasta el consumo y tráfico de drogas, violaciones y homicidios. Así, y conforme a leyes afirmadas por la observación y experimentación controladas, se activa o desenvuelve la personalidad antisocial y desviada de estos grupos que comparten sus propias normas, valores y significaciones.
Pero en países donde viene imperando la impunidad desde el propio nacimiento de sus instituciones, resulta imposible luchar contra aquélla; ello, ya que es la propia carencia de establecimientos carcelarios, al atender los gobernantes a otras prioridades económicas y demagógicas, la que origina la impunidad; esto acaece al establecerse, así, necesariamente, la necesidad de adecuar los índices condenatorios a la capacidad o cupo de aquellas.
Por esta vía se genera, también, la expectancia de éxito de los delincuentes y ello conspira contra toda pretendida política criminal protectora de los derechos humanos de las sociedades que sufren este tipo de decisiones impuestas por la corrupción. Nos envuelve aún más este círculo vicioso al descuidarse la prevención social primaria tanto en lo económico como en lo educativo…«Ver Artículo Completo»
“ De la disposición biogenética al aprendizaje socio o subcultural ” – Extracto de:
FUENTE
Autor: Dr. Osvaldo Tieghi (Argentina)
Título: Investigación neuroquímica cerebral y aplicación preventiva para la reducción de los índices de criminalidad (pp. 73-86)
Revista: Archivos de Criminología, Seguridad Privada y Criminalística. Año 1, vol. II enero-julio 2014/Year 1, vol. II january-july 2014
11/01/2022